Antiguo Testamento

Cómo era el Tabernáculo de Moisés, su estructura y simbolismo

¿Cuál es el significado del tabernáculo de Moisés? Este artículo te ayudará a conocer su historia, su estructura y el simbolismo de tan importante edificio.

De acuerdo con la Guía para el Estudio de las Escrituras (GEE), el Tabernáculo era una casa del Señor, un centro de adoración para el pueblo de Israel durante el Éxodo de Egipto rumbo a la tierra prometida. En realidad, el tabernáculo era un templo portátil que podía desarmarse y volverse a armar. C. J. Lovik explica que Tabernáculo viene de la palabra hebrea mishkán, y explica que el propósito del tabernáculo era enseñar al pueblo de Israel que eventualmente Jesús haría un sacrificio final permanente que abarcaría los pecados de todas las personas sin tener necesidad de volver a hacer holocaustos. También expone que el velo, el altar, el arca del pacto, el lavatorio son representaciones del Mesías, que habría de venir algún día a cumplir con la ley de Moisés.

Wikipedia nos dice que el tabernáculo básicamente era un santuario móvil construido por los israelitas bajo las instrucciones dadas por Dios a Moisés en el Monte Sinaí. Y que estuvo vigente hasta la construcción del Templo de Jerusalén bajo el Reinado del Rey Salomón.

Descripción del tabernáculo de Moisés

Las instrucciones para la elaboración del Tabernáculo, sus implementos y utensilios, así como también las vestimentas del Sumo Sacerdote de Israel son detalladas en el Libro de Éxodo, capítulos 25-31. ​

Simbolismo del tabernáculo de Moisés

El manual de instituto del Antiguo Testamento describe muy claramente el simbolismo que existía en el Tabernáculo y la razón de este simbolismo:

“En el tabernáculo había tres divisiones principales, o zonas: el atrio exterior, el primer salón del tabernáculo mismo o Lugar Santo y el salón interior o Lugar Santísimo. En los templos modernos también hay tres niveles de vida representados por salones, esto es: el salón del mundo, o salón telestial; el salón terrestre; y el salón celestial. El significado de estos salones se describe así:

“Este cuarto (el salón telestial) representa al mundo en el cual vivimos y morimos. Aquí se dan instrucciones con relación al segundo estado del hombre y la forma en la cual éste puede superar los obstáculos de la vida terrenal. “El cuarto terrestre encierra el simbolismo de la paz que puede llegar a obtenerse si el hombre logra superar su condición [después 1 de la Caída, mediante su obediencia a las leyes y ordenanzas del evangelio. “El cuarto celestial simboliza la dicha y la paz eternas que se hallan en la presencia de Dios. Algo del espíritu de las promesas infinitas de Dios para aquellos que son obedientes se puede captar en el diseño de este hermoso cuarto.” (Narración correspondiente a la filmina: La Casa del Señor, transparencias números 43, 48, 51.) Si comparamos las tres divisiones del tabernáculo con estos tres niveles de vida espiritual, encontramos algunos paralelos y puntos de vista muy interesantes. El atrio exterior (el mundo o cuarto telestial). Lo primero que se encontraba al entrar por el portal principal era el altar de los sacrificios. Aquí eran ofrecidos al Señor distintos animales y ofrendas. La obediencia estricta y el sacrificio eran requeridos como primer paso en el progreso simbólico hacia la perfección y para poder entrar en la presencia de Dios. El primer paso podría ser comparado con tener fe en Cristo (el Gran y Postrer Sacrificio) y el arrepentimiento.

Jesucristo enseñó a los nefitas que Él había cumplido la ley de Moisés, y ahora el sacrificio requerido de ellos era “un corazón quebrantado y un espíritu contrito” que los llevaría al bautismo con “fuego y con el Espíritu Santo” (3 Nefi 9:20). El fuego usado en los sacrificios del gran altar significaba aquella “purificación espiritual que vendría mediante el Espíritu Santo, al cual el Padre enviaría por causa del Hijo”. (McConkie, The Promised Messiah, pág. 431.) En línea recta con el patio estaba la fuente, o pileta, que era usada para lavamientos y purificación (véase Éxodo 30:19-20). Tal como fue mencionado antes, cuando Salomón construyó un templo permanente, colocó la fuente sobre el lomo de doce bueyes (véase 1 Reyes 7:25), simbolismo que se ha proyectado en los templos modernos y que claramente se relaciona con el bautismo. Siendo que la fuente bautismal misma es una “semejanza del sepulcro” (D. y C. 128:13), donde es sepultado el “viejo hombre” del pecado (Romanos 6:1-6), el simbolismo de la fuente es evidente. Una vez que “el hombre natural” (Mosíah 3:19) es sacrificado (muerto mediante un corazón quebrantado, o arrepentimiento sincero y profundo), es purificado por las aguas del bautismo y el fuego del Espíritu Santo (véase 2 Nefi 31:17).

Una vez efectuada esta purificación, uno está preparado para salir del mundo, o de una forma de vida telestial y listo para “nacer” a un estado superior de vida espiritual. El Lugar Santo (cuarto terrestre). En el primer cuarto del tabernáculo había tres piezas de mobiliario: la mesa del pan de la proposición, el candelabro sagrado y el altar del incienso. Cada pieza tenía su propio significado. La mesa del pan de la proposición, en la que cada día de reposo se cambiaba el pan y el vino, era un símbolo similar a los emblemas sacramentales de nuestra época. Ellos representaban el cuerpo y sangre del Hijo de Dios, de los cuales la persona espiritual participa repetidamente a fin de tener vida espiritual en Cristo (véase Juan 6:53-56). El candelabro, con sus siete brazos y su aceite de oliva, simbolizaba la luz perfecta del Espíritu (véase D. y C. 45:56-57), mediante el cual la persona vuelta a nacer espiritualmente ve toda la verdad (véase Juan 14:16-17; 15:26). En los convenios sacramentales hay una firme relación entre los emblemas del cuerpo y la sangre del Salvador, y el poder del Espíritu, pues el Señor promete que, si nosotros lo recordamos siempre, siempre tendremos su Espíritu con nosotros (véase 3 Nefi 18:7, 11). El tercer artículo que estaba en el lugar santo era el altar del incienso, símbolo de oración (véase Apocalipsis 5:8), el cual estaba directamente delante del velo. Este altar nos recuerda el tercer aspecto dominante de la persona que vive según los principios y ordenanzas del evangelio, esto es, que constantemente busca el poder y revelación del Señor mediante la oración. El hecho de que el incienso se consumía sobre carbones encendidos nos hace pensar que nuestras oraciones deberían ser dirigidas e influidas por el Espíritu Santo (véase 3 Nefi 19:24; Romanos 8:26). El Lugar Santísimo (cuarto celestial). Así como el cuarto celestial de los templos modernos simboliza el reino donde mora Dios, el Lugar Santísimo del antiguo tabernáculo tenía el mismo significado. La única pieza que adornaba a este cuarto interior era el arca del testimonio.

Este era, según el Señor mismo dijo, el lugar donde se encontraría con Moisés y le daría instrucciones para el pueblo (véase Éxodo 25:22). Tanto en el velo, el cual separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo, como sobre la tapa del Arca, había querubines o ángeles. Estos ángeles son una hermosa representación del concepto enseñado en las Escrituras modernas de que el hombre pasa al lado de ángeles en su camino hacia la exaltación (véase D. y C. 132:19).

En resumen, el tabernáculo y su plan, y las ordenanzas que allí se efectuarían, ilustran el simbolismo grande y glorioso del progreso del hombre, partiendo de un estado de separación entre él y Dios hasta llegar al de plena comunión con El. [En] Hebreos 9-10… el apóstol Pablo comentó en forma muy hermosa el verdadero significado espiritual del tabernáculo del antiguo Israel.”

Permanencia del tabernáculo de Moisés

En resumen, el Manual de Instituto del Antiguo Testamento nos dice lo siguiente:

La motivación de David para querer levantar una casa permanente para el Señor (el tabernáculo hecho por Moisés en el desierto era una tienda que ya tenía unos trescientos años de existencia) fue buena y apropiada, pero el Señor, mediante Natán, le negó el permiso de hacerlo. No fue dada una razón específica en esta ocasión, solamente una bendición sobre la casa de David. En el registro que encontramos en Crónicas, sin embargo, David le dijo a Salomón que le había sido revelado que él había visto demasiadas guerras y derramamiento de sangre como para que se le permitiera edificar la casa del Señor (véase 1 Crónicas 22:8). (26-13) 2 Samuel 7:16.

El tabernáculo permaneció aproximadamente 300 años en funcionamiento hasta que el rey Salomón finalizó la construcción del templo.

Bibliografía

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