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lunes, 27 marzo 2023

Abraham

La historia de Abraham, el patriarca, es muy significativa tanto para cristianos y judíos como musulmanes, ya que Dios hizo un convenio especial con él, conocido como el Convenio de Abraham o Convenio Abráhamico. En este artículo explicamos primero la perspectiva de la Biblia y luego el conocimiento que se ha ampliado en los últimos días sobre Abraham gracias a los beneficios de la revelación moderna, que se puede consultar en las escrituras de los Santos de los Últimos Días.

La historia de Abraham, de acuerdo con la Biblia

La historia de Abraham es bien conocida tanto por judíos como por cristianos. En el libro de Génesis aprendemos que él era el Hijo de Taré, nacido en Ur de los Caldeos (Génesis 11: 26-28). Esto fue aproximadamente 2,000 años antes de Cristo. Abraham, primero llamado Abram, fue llamado por Dios para abandonar su país natal e ir a una tierra prometida que se le mostraría. Con su familia, incluyendo a su sobrino Lot, y su esposa Sarai, emprendió este largo viaje, a través de Harán, Canaán, Betel y Egipto, y finalmente Hebrón (Génesis 13:18). A pesar de su vida nómada, se hizo muy rico. Él y Sarai recibieron una promesa importante, que tendrían hijos para heredar su riqueza y sus bendiciones divinas que habían sido otorgadas por Dios.

Se le dieron más bendiciones y promesas a Abram cuando Dios le cambió el nombre a Abraham y el nombre de Sarai a Sara. El signo de esa promesa, o pacto, fue instituido en la práctica de la circuncisión. Sin embargo, Abraham y Sara permanecieron sin hijos, a pesar de la promesa de descendientes tan numerosos como las estrellas. Finalmente, cuando Abraham tenía 100 años y su esposa 90, nació su hijo Isaac. Debido a su larga espera por este hijo prometido, la posterior demanda de parte de Dios de que Isaac fuera sacrificado fue la prueba máxima de la fidelidad de Abraham. Abraham pasó la prueba, y un carnero provisto providencialmente atrapado en la espesura fue sustituido por Isaac en el último momento (Génesis 22).

Las escrituras SUD amplian el conocimiento de la historia de Abraham

Las escrituras de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Doctrina y Convenios y el Libro de Abraham, en la Perla de Gran Precio, han proporcionado luz adicional sobre esta historia de fe. De estas fuentes aprendemos que Abraham mismo fue casi ofrecido como un sacrificio humano, haciendo que la historia de Abraham e Isaac sea aún más conmovedora:

Y sucedió que el sacerdote ofreció un sacrificio al dios de Faraón, y también al dios de Shagreel, a la manera de los egipcios. El dios de Shagreel era el sol.

Y al levantar sus manos contra mí para sacrificarme y quitarme la vida, he aquí, elevé mi voz al Señor mi Dios, y el Señor escuchó y oyó, y me llenó con la visión del Todopoderoso, y el ángel de su presencia se puso a mi lado e inmediatamente soltó mis ligaduras; y me habló su voz: Abraham, Abraham, he aquí, Jehová es mi nombre, y te he oído, y he descendido para librarte y llevarte de la casa de tu padre y de toda tu parentela a una tierra extraña de la cual nada sabes… (Abraham 1:9, 15-16)

Aprendemos que Abraham era un investigador sincero que se sintió atraído por el conocimiento, el poder y la rectitud de sus antepasados, anhelando el sacerdocio que poseían:

2 y hallando que había mayor felicidad, paz y reposo para mí, busqué las bendiciones de los padres, y el derecho al cual yo debía ser ordenado, a fin de administrarlas; habiendo sido yo mismo seguidor de la rectitud, deseando también ser el poseedor de gran conocimiento, y ser un seguidor más fiel de la rectitud, y lograr un conocimiento mayor, y ser padre de muchas naciones, un príncipe de paz, y anhelando recibir instrucciones y guardar los mandamientos de Dios, llegué a ser un heredero legítimo, un Sumo Sacerdote, poseedor del derecho que pertenecía a los patriarcas.

3 Me fue conferido de los padres; descendió de los padres, desde que comenzó el tiempo, sí, aun desde el principio, o sea, antes de la fundación de la tierra hasta el tiempo presente, a saber, el derecho del primogénito, o sea, del primer hombre, el cual es Adán, nuestro primer padre, y por conducto de los padres hasta mí.

4 Busqué mi nombramiento en el sacerdocio conforme al nombramiento de Dios a los padres en lo que atañe a la descendencia. (Abraham 1:2-4)

Aprendemos de su ordenación al sacerdocio por mano de Melquisedec, el gran sumo sacerdote, a quien también pagó diezmos:

Y Abraham recibió el sacerdocio de manos de Melquisedec, que a su vez lo recibió por medio del linaje de sus padres, hasta Noé, (DyC 84:14)

El libro de Abraham detalla algunas de las revelaciones que Abraham recibió acerca de las estrellas y los planetas, acerca de la creación de la tierra. Abraham fue capaz de impartir parte de este conocimiento a los egipcios, cuando él residió allí. («Abraham, te mostraré estas cosas antes de que vayas a Egipto, para que declares todas estas palabras» Abraham 3:15).

2 y vi las estrellas, y que eran muy grandes, y que una de ellas se hallaba más próxima al trono de Dios; y había muchas de las grandes que estaban cerca;

3 y el Señor me dijo: Estas son las que rigen; y el nombre de la mayor es Kólob, porque está cerca de mí, pues yo soy el Señor tu Dios; a esta la he puesto para regir a todas las que pertenecen al mismo orden que esa sobre la cual estás.

4 Y el Señor me dijo por el Urim y Tumim que Kólob era conforme a la manera del Señor, según sus tiempos y estaciones en sus revoluciones; que una revolución era un día para el Señor, según su manera de contar, que es mil años de acuerdo con el tiempo que le es señalado a esa donde estás. Esta es la computación del tiempo del Señor, según el cómputo de Kólob.

El Señor le enseñó a Abraham sobre la vida y la creación premortal.

22 Y el Señor me había mostrado a mí, Abraham, las inteligencias que fueron organizadas antes que existiera el mundo; y entre todas estas había muchas de las nobles y grandes;

23 y vio Dios que estas almas eran buenas, y estaba en medio de ellas, y dijo: A estos haré mis gobernantes; pues estaba entre aquellos que eran espíritus, y vio que eran buenos; y me dijo: Abraham, tú eres uno de ellos; fuiste escogido antes de nacer.

Al contemplar el sistema planetario, debe haber pensado en sus numerosos descendientes aún por nacer. Las promesas de Dios con respecto a su familia fueron de gran alcance y significativas. Incluyeron la promesa de que su posteridad sería numerosa (Génesis 17:5-6, Abraham 2:9, 3:14), que estas personas recibirían el evangelio de Jesucristo y llevarían el sacerdocio de Dios (Abraham 2:9). Además, a través de estos descendientes de Abraham, todas las personas de la tierra serían bendecidas «con las bendiciones del Evangelio, que son las bendiciones de la salvación, incluso de la vida eterna» (Abraham 2:11).

La historia de Abraham, sus bendiciones, y la expiación de Jesucristo

La historia de Abraham trasciende hasta el día de hoy debido a sus bendiciones eternas. Tal como los profetas del Nuevo Testamento han señalado (Mateo 3:9, Romanos 9:7), las mayores bendiciones de Abraham, a través de su hijo Isaac y su nieto Jacob, y que continúan hasta el día de hoy, según cada creyente toma el mismo convenio sobre él o ella (3 Nefi 20:25-27), viene a través de Jesucristo, el Salvador de la humanidad. Ser descendiente de Abraham no es suficiente por sí mismo. El Convenio de Abraham es heredado por cada uno de nosotros mientras seguimos al autor de ese pacto. Debido a su gran amor por cada persona en esta tierra, Jesús exhorta a sus seguidores para servir a los demás, difundiendo las buenas nuevas del evangelio de Jesucristo, para que todos puedan ser salvos por medio de su gran y último sacrificio, su resurrección y expiación a favor de nosotros.

Bibliografía

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2 COMENTARIOS

  1. Buenas tardes, Marichal muchas gracias por el extenso e interesante material que nos compartes.

    Mi pregunta es respecto al antiguo convenio o pacto Sinaítico, no logró entenderlo muy bien, tienes más información, sobre su contexto, origen…

    Nuevamente, muchas gracias.
    saludos

    • Hola, Tere. Creí haberte respondido antes, veo que no salió la respuesta.

      El pacto sinaítico, también conocido como palestino, es el que hicieron los israelitas en el Sinaí bajo la dirección de Moisés. Esencialmente es el convenio de obedecer a Jehová y sujetarse a la ley de Moisés. Los israelitas lo hicieron en preparación para entrar a la tierra prometida y rigió durante todo el antiguo y parte del nuevo testamento.

      Esto como definición, pero me gustaría que precisaras más tu pregunta para responderte mejor. ¿Qué es aquella parte que se te dificulta entender?

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