Introducción al libro de Deuteronomio
Deuteronomio consiste en una serie de mensajes de despedida del líder de Israel, Moisés, de 120 años de edad. Se dirige a la nueva generación destinada a poseer la Tierra Prometida. Al igual que el Levítico, el Deuteronomio contiene una gran cantidad de detalles legales, pero hace hincapié en la gente común y no en los sacerdotes. Moisés recuerda a la nueva generación la importancia de la obediencia si quieren aprender del triste ejemplo de sus padres.
Qué significa el nombre del libro de Deuteronomio
El nombre del libro procede de la palabra griega Deuteronomion, que significa «segunda ley», y que se utilizó incorrectamente en la Septuaginta para traducir Deuteronomio 17:18 (la versión Reina Valera de la Biblia lo traduce correctamente como «una copia de esta ley»). Sin embargo, el Deuteronomio no es una segunda ley, sino una adaptación y expansión de gran parte de la ley original dada en el Monte Sinaí.
Quién es el autor del libro de Deuteronomio
La autoría mosaica del Deuteronomio ha sido vigorosamente atacada por los críticos que afirman que Moisés es sólo el originador de las tradiciones en las que se basan estas leyes. El argumento habitual es que el libro fue escrito de forma anónima no mucho antes del año 621 a.C. y utilizado por el rey Josías para llevar a cabo su reforma religiosa.
Sin embargo, las pruebas internas y externas de la autoría mosaica son sólidas. El propio Deuteronomio incluye unas cuarenta afirmaciones de que lo escribió Moisés. El libro parece corresponder a la época de Moisés, no a la de Josías, y los detalles geográficos e históricos indican un conocimiento de primera mano del periodo entre el Éxodo y la Conquista. Además, el resto del Antiguo Testamento atribuye el Deuteronomio y el resto del Pentateuco a Moisés (Jos. 1:7; Jue. 3:4; 1 Re. 2:3; Esdras 3:2; Sal. 103:7; Mal. 4:4), así como el Libro de Mormón y el Libro de Moisés, en la Perla de Gran Precio, aportan evidencias adicionales de esta autoría.
El propio Jesucristo atribuye el Pentateuco directamente a Moisés (Mateo 19:7-9; Juan 5:45-47). Por último, estudios recientes han demostrado que el Deuteronomio parece seguir la forma de tratado utilizada en los siglos XV y XIV a.C., una forma apropiada para este documento de renovación del convenio.
Fechas del libro de Deuteronomio
Al igual que sucede con la fecha del libro de Levítico, el Deuteronomio no avanza históricamente. Se desarrolla enteramente en las llanuras de Moab, al este de Jericó y del río Jordán, y abarca aproximadamente un mes. El libro fue escrito al final del período de cuarenta años en el desierto (c. 1405 a.C.) cuando la nueva generación estaba a punto de entrar en Canaán.
Temas y estructura literaria del libro de Deuteronomio
El Deuteronomio, en su esquema más amplio, es el registro de la renovación de la alianza dada en el Monte Sinaí. Este pacto se revisa, se amplía, se extiende y finalmente se ratifica en las llanuras de Moab. Moisés logra esto principalmente a través de tres sermones que pasan de una retrospectiva, a una introspectiva, y finalmente a una mirada prospectiva de los tratos de Dios con Israel.
Los tres discursos del libro de Deuteronomio
El primer discurso de Moisés (1:1-4:43) presenta el trasfondo de la alianza, subrayando lo que Dios ha hecho por Israel desde el Éxodo de Egipto. Se destaca el tema de la provisión y protección de Dios a su pueblo, junto con el castigo divino que sigue a la desobediencia.
El segundo discurso se refiere a los requisitos específicos de la alianza, adaptando las leyes del Éxodo a la nueva situación que prevalecería después de entrar en la Tierra Prometida. Así, se presta especial atención a las prohibiciones de la idolatría y otras prácticas paganas, al establecimiento de un santuario central y a la preparación de un reino.
En el tercer discurso, Moisés escribe la historia por adelantado. Predice lo que le ocurrirá a Israel en un futuro próximo (bendiciones y maldiciones) y en un futuro lejano (dispersión entre las naciones y eventual retorno). Moisés enumera los términos de la alianza que pronto será ratificada por el pueblo.
Por último, como Moisés no podrá entrar en la tierra, nombra a Josué como su sucesor y pronuncia un discurso de despedida a la nación. El capítulo 34 contiene el relato de la aparente muerte de Moisés, quizá según la percepción de un cronista de la época de su sucesor, Josué.