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martes, 28 marzo 2023

El Templo de Herodes: Su historia, magnificencia y destrucción

Introducción

Este documento se enfoca en el Templo de Herodes, una de las estructuras más magníficas e importantes de la antigüedad. A través de los capítulos, se explora la historia y la construcción del Templo, así como su significado cultural y religioso. Se destaca el papel del rey Herodes el Grande en la ampliación y renovación del Templo, y se analiza la importancia del Patio de los Gentiles y el impacto del templo de Herodes en la vida y ministerio de Jesús y sus apóstoles. En general, este estudio busca proporcionar una comprensión completa de la magnificencia del Templo de Herodes y su lugar en la historia y la cultura de la antigua Jerusalén.

El Templo de Salomón y su destrucción

El Templo de Herodes fue el último de los templos construidos sobre el monte del templo en Jerusalén, pero su historia se basa en una continuidad con los templos anteriores. Para entender la importancia del Templo de Herodes, es necesario hablar sobre el Templo de Salomón, que fue el más grande y mejor terminado de los templos antiguos.

El Templo de Herodes: Su historia, magnificencia y destrucción - (Lugares): Este documento se enfoca en la historia del Templo de Herodes, una de las estructuras más magníficas e importantes de la antigüedad.

El tabernáculo de Moisés puede ser considerado como el primero de los templos edificados a Dios para su adoración. Construido con la forma de una tienda, era un lugar móvil. Durante la travesía hacia la tierra prometida, el tabernáculo se armaba y desarmaba cada vez que el pueblo de Dios se movía de un lugar a otro. Este orden de cosas continuó por un tiempo después de la conquista. Sin embargo, a medida que el pueblo de Dios se establecía en la tierra prometida, se hizo evidente la necesidad de construir un lugar más permanente para adorar a Dios.

El deseo del rey David

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El rey David, uno de los más importantes líderes de la antigua Israel, fue el primero en concebir la idea de construir un templo para Dios. Su idea no solo era la de construir un lugar más adecuado para albergar el Arca del Pacto, sino también de crear un espacio sagrado que representara la presencia de Dios de una manera más significativa para su pueblo. En el versículo 2 Samuel 7:1-3, David le expresó al profeta Natán su deseo de construir un templo.

Y aconteció que, cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos de alrededor, dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en una casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas. Y Natán dijo al rey: Anda y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo. (2 Samuel 7:1-3)

Es interesante cómo David, a pesar de vivir en un lujoso palacio de cedro, se dio cuenta de que el Arca del Pacto, que representaba lo más sagrado para su pueblo, estaba en un tabernáculo, lo cual era una situación de desigualdad. David entendió que Dios merecía un templo que reflejara su grandeza y la importancia de su presencia en la vida de su pueblo. La construcción del templo, por lo tanto, no solo fue una muestra de devoción, sino también una forma de honrar al Todopoderoso. Esta desigualdad puso en evidencia la necesidad de construir un templo más adecuado para Dios y su Arca del Pacto. La construcción del templo, por lo tanto, se convirtió en un proyecto ambicioso que requería la colaboración de muchas personas y recursos. David trabajó arduamente para reunir los recursos necesarios para la construcción del templo, y el proyecto se convirtió en una tarea importante para su reinado. A pesar de su inmenso deseo, Dios dijo a David que no sería él quien construiría el templo, sino su hijo Salomón. En 1 Crónicas 22:9-10, Dios le dice a David: «Tu hijo, que saldrá de tus entrañas, él edificará casa a mi nombre. Él será mi hijo, y yo seré su padre». David preparó todo lo necesario para la construcción del templo, reunió materiales y delegó la tarea a Salomón.

El templo de Salomón

En 1 Reyes 6-8, se describe detalladamente cómo Salomón recibió la tarea de construir el templo y cómo él seleccionó a los trabajadores y supervisó la construcción de la estructura. Fue una tarea difícil y larga que duró varios años, durante los cuales Salomón tuvo que enfrentar muchos desafíos y obstáculos. Cada pieza del templo fue meticulosamente construida con materiales preciosos, como el oro y la plata, y se hizo un gran esfuerzo para adornar el templo con hermosas obras de arte para agradar a Dios. Se dice que Salomón contrató a los mejores artesanos y arquitectos de toda la región para que trabajaran en el proyecto, y que incluso importó materiales de otros países para asegurarse de que el templo fuera lo más magnífico posible. Después de la finalización de la construcción, Salomón llevó el arca del pacto al templo y la colocó en el lugar más sagrado, el santuario, donde la presencia divina de Dios residía. El acto de llevar el arca al templo simbolizó la culminación de la construcción del templo y la presencia de Dios en el mismo. La dedicación del templo fue un evento muy significativo para el pueblo de Israel, quienes ofrecieron sacrificios y alabaron a Dios en el templo recién construido en agradecimiento por su gracia y bendiciones. Durante la ceremonia de dedicación, se realizaron numerosos sacrificios y ofrendas, y se pronunciaron largas oraciones en agradecimiento a Dios por su bondad y misericordia.

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El templo se convirtió en el centro de la vida religiosa y cultural de Israel, y se convirtió en un lugar de reunión para el pueblo. Muchas personas vendrían al templo para orar, ofrecer sacrificios y participar en las celebraciones religiosas. El templo también se convirtió en un símbolo de la riqueza y el poder de Israel, y fue considerado como uno de los edificios más magníficos y lujosos de la época. Pero, principalmente, representaba el deseo del pueblo de Israel de ofrendar sólo lo mejor a su Dios, tanto en el aspecto material como en el espiritual.

La destrucción del templo de Salomón

El primer Templo de Jerusalén, también conocido como el Templo de Salomón, fue destruido por los babilonios en el año 586 a.C. Esto ocurrió después de un largo período de sufrimiento para el pueblo de Israel, que había sido advertido por los profetas sobre las consecuencias de su desobediencia. En 2 Reyes 25 se narra la toma de Jerusalén por los babilonios y la destrucción del Templo de Salomón. Los babilonios tomaron todo el oro, plata y bronce del templo y destruyeron sus muros. La destrucción del Templo de Salomón tuvo un gran impacto en el pueblo de Israel, ya que el Templo era el centro de la vida religiosa y cultural del pueblo. La pérdida del Templo fue vista como una señal del castigo divino y como un símbolo de la desesperación y el sufrimiento del pueblo. El libro de Lamentaciones describe el dolor y la tristeza del pueblo de Israel después de la destrucción del Templo. El pueblo se sintió abandonado por Dios y se preguntó cómo podrían seguir adelante sin su presencia en el Templo.

La construcción del Segundo Templo de Jerusalén

El rey Ciro de Persia conquistó Babilonia en el año 539 a.C. y emitió un edicto que permitió a los judíos que habían sido exiliados regresar a Jerusalén y comenzar la reconstrucción del Templo. El edicto de Ciro fue visto como un cumplimiento de la profecía de Isaías, quien había predicho que Dios usaría a un rey extranjero para liberar a los judíos del exilio babilónico.

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La fase inicial del retorno a Jerusalén comenzó en el año 538 a.C. bajo el liderazgo de Zorobabel, quien fue nombrado gobernador de Judá por Ciro. Zorobabel condujo a un grupo de aproximadamente 50,000 exiliados de regreso a Jerusalén y comenzó los trabajos de reconstrucción del Templo. Sin embargo, los trabajos de construcción se detuvieron temporalmente debido a la oposición de los samaritanos y otros grupos locales.

El segundo grupo que regresó a Jerusalén fue liderado por Esdras, quien llegó en el año 458 a.C. con aproximadamente 1,500 personas. Esdras era un escriba y sacerdote que se encargó de restaurar la Ley de Moisés y la adoración en el Templo. Él también trabajó en la reconstrucción de los muros de Jerusalén y en la promoción de la reforma religiosa.

La tercera fase del retorno a Jerusalén comenzó en el año 445 a.C. cuando Nehemías, un judío que servía como copero del rey Artajerjes I, fue enviado a Jerusalén como gobernador. Nehemías supervisó la reconstrucción de los muros de Jerusalén y trabajó para establecer la ley y el orden en la ciudad. También promovió la reforma religiosa y la observancia de la Ley de Moisés.

Los judíos estaban interesados en la reconstrucción del Templo porque creían que era el lugar en el que Dios había elegido para hacer su presencia visible en la tierra. El Templo era el lugar en el que se llevaban a cabo los sacrificios y las ofrendas, y era considerado como el centro de la vida religiosa y cultural de Israel. Los judíos creían que la preservación del templo era vital para su identidad como pueblo elegido por Dios. Fue así como se dispusieron a reconstruir el templo, en el mismo lugar donde se había encontrado antes el templo de Salomón.

El Segundo Templo o Templo de Zorobabel

El Segundo Templo, también conocido como el Templo de Zorobabel, fue construido después del exilio babilónico y se completó en el año 516 a.C. Fue llamado el segundo Templo porque reemplazó al Templo de Salomón, que fue destruido por los babilonios en el año 586 a.C. El Templo de Zorobabel fue construido con la ayuda y el financiamiento del rey Ciro de Persia, quien permitió a los judíos que habían sido exiliados regresar a Jerusalén y comenzar la reconstrucción del Templo.

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La reconstrucción del Templo fue un proceso difícil y prolongado que se extendió a lo largo de varias décadas. Los trabajos de construcción se vieron obstaculizados por la oposición de los samaritanos y otros grupos locales, así como por la falta de recursos y la falta de apoyo del gobierno persa. Sin embargo, los judíos perseveraron y finalmente lograron reconstruir el Templo en el año 516 a.C.

La reconstrucción de las murallas de Jerusalén

Después de la finalización de la reconstrucción del Templo de Zorobabel en el año 516 a.C., los judíos continuaron trabajando para reconstruir y fortificar las murallas de Jerusalén. Los trabajos de construcción se completaron bajo el liderazgo de Nehemías en el año 445 a.C. La reconstrucción de las murallas fue vista como una señal de la restauración de la independencia y la identidad judía, y como una muestra de la fidelidad y el amor de Dios por su pueblo.

El templo en el periodo intertestamentario

Durante los siglos siguientes, el Segundo Templo de Jerusalén experimentó varias renovaciones y ampliaciones. A lo largo de los años, se añadieron nuevas secciones al Templo y se mejoraron las existentes.

El siglo II a.C. fue un periodo de gran importancia en la historia judía, en el que el rey Antíoco IV Epífanes intentó imponer el culto a Zeus en el Templo, profanando de esta manera el altar y el santuario.

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Esta afrenta fue considerada como una grave ofensa contra Dios y su pueblo, lo que llevó a los judíos a rebelarse contra el rey y luchar por la recuperación del Templo. Esta lucha fue una de las más importantes de la historia judía, y se conoce como la Revuelta de los Macabeos. Durante esta revuelta, los judíos se enfrentaron a un enemigo mucho más poderoso que ellos.

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Con la ayuda de Dios, la rebelión fue exitosa y el Templo pudo ser restaurado a su estado original. Como conmemoración de esta victoria, se estableció la fiesta de Hanukkah. Durante la celebración de la Hanukkah, es común encender una menorah de nueve brazos, que simboliza los ocho días en que el aceite sagrado duró en el Templo después de su restauración, así como el noveno brazo que se utiliza para encender los otros ocho.

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Herodes y su proyecto de ampliación del Templo

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Herodes el Grande, rey judío que gobernó sobre Judea como vasallo romano desde el 37 a.C. hasta el 4 a.C., inició un gran proyecto de renovación y ampliación del templo de Zorobabel. Este proyecto se debió en gran medida a la necesidad de ganar la lealtad del pueblo judío y legitimar su gobierno. Herodes quería hacer algo que honrara a Dios y que hiciera que su nombre fuera recordado por siempre. Además, su gobierno estaba en peligro debido a las tensiones políticas y religiosas en la región, y la reconstrucción del templo podría ayudar a unificar al pueblo alrededor de un proyecto común. Herodes también quería mostrar su lealtad a los romanos y demostrar su capacidad para gobernar eficazmente a Judea. La ampliación y renovación del templo fue una forma en la que el rey Herodes buscó fortalecer su gobierno y asegurar su poder.

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En el siglo I a.C., el rey Herodes el Grande inició el ambicioso proyecto de renovación y ampliación del Templo. Herodes estaba buscando ganar la lealtad del pueblo judío y legitimar su gobierno. Por lo tanto, decidió emprender una gran obra que honrara a Dios y que hiciera que su nombre fuera recordado para siempre. Este proyecto, comenzado en el año decimoctavo del reinado de Herodes, tomaría más de 46 años para su culminación (Juan 2:20) y un sólo día para ser destruido.

Las fuentes históricas a las que podemos dirigirnos para nuestra investigación son, principalmente, las obras de Flavio Josefo, que fue testigo visual del templo y de su destrucción, así como algunos testimonios corroborativos por parte del Talmud. Distintos comentaristas han extraido aquí y allá de estas fuentes, junto con otras investigaciones históricas, y he colocado una relación de estas fuentes en la bibliografía que acompaña el final de este estudio.

La magnificencia del Templo de Herodes

El Templo de Herodes convirtió el mediano templo de Zorobabel en un edificio de enormes dimensiones, que medía más de 500 metros de largo y 300 metros de ancho. El patio de los gentiles, que rodeaba el Templo, medía más de 400 metros de largo y 300 metros de ancho. Los muros del Templo eran enormes y estaban construidos con grandes bloques de piedra. El santuario en sí era una estructura impresionante, con paredes de mármol y columnas de más de 10 metros de altura. El altar era aún más impresionante, con una base de más de 20 metros de ancho y una altura de más de 10 metros.

El área del templo en jerusalén, Biblia de Estudio LBLA
El área del templo en jerusalén, Biblia de Estudio LBLA

Vista esquemática del templo de Herodes

El siguiente diagrama, que proviene de la Biblia de Estudio Ilustrada Holman, (B&H Publishing Group, 2006), muestra la disposición de cada uno de los elementos principales que componían el templo de Herodes.

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  1. El lugar santísimo (que es donde se hallaban el arca del convenio y los querubines gigantes).
  2. Lugar santo

2a. Velo (en realidad dos tapices gigantes colgados ante la entrada del lugar santísimo para permitir al sumo sacerdote entrar entre ellos sin exponer el santuario sagrado. Fue este velo el que se «partió en dos» a la muerte de Jesús)

2b. Altar del incienso

2c. Mesa de los panes de la proposición

2d. Candelabro de siete brazos (Gran Menorah)

  1. Pórtico del Templo
  2. Atrio de los sacerdotes (éste era el atrio del templo, propiamente dicho, donde se encontraba el altar de sacrificios y la fuente de bronce)
  3. Corte de Israel (hombres)
  4. Altar de los holocaustos
  5. Zona de atadura de animales
  6. Zona de sacrificio y desollado
  7. Fuente de bronce
  8. Cámara de Fineas (almacenamiento de vestimentas)
  9. Cámara del Panadero
  10. Puerta Norte del Patio Interior
  11. Puertas Sur del Patio Interior
  12. Puerta Este (Nicanor)
  13. Patio de las Mujeres
  14. Patio de los Nazareos
  15. Corte de la Leñera
  16. Cámara de los Leprosos
  17. Shemanyah (posiblemente significa "aceite de Yah")
  18. Balcones de las mujeres (para ver las actividades del Templo)
  19. Puerta Hermosa (posible ubicación)
  20. Terraza
  21. Soreg (tabique de tres cubos de altura)
  22. Inscripciones de advertencia a los gentiles
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Este otro diagrama, más claro de contemplar y de entender, proviene de la Biblia de Referencia Thompson. Obsérvese la ubicación de la Puerta La Hermosa, la disposición de las demás puertas exteriores, la proporción dedicada al atrio de las mujeres, la ubicación de la interior Puerta de Nicanor, el enorme altar y el santuario mismo. Con seguridad querrás regresar una y otra vez a este diagrama a lo largo de este estudio.

A continuación explicaremos algunos de los elementos más importantes de la obra arquitectónica del templo de Herodes, especialmente aquellos que le distinguen de los templos anteriores.

Los cuatro atrios del templo de Herodes

En la composición del templo de Herodes se distinguían cuatro atrios principales: El atrio de los gentiles, el atrio de las mujeres, el atrio de Israel y el atrio de los sacerdotes.

El Templo de Herodes: Su historia, magnificencia y destrucción - (Lugares): Este documento se enfoca en la historia del Templo de Herodes, una de las estructuras más magníficas e importantes de la antigüedad.

La disposición de estos atrios marcaba un proceso de ascensión, estando cada patio en un nivel superior al anterior, hasta llegar al santuario. James E. Talmage destaca este aspecto, eminentemente simbólico, en su libro “La Casa del Señor”:

“Al avanzar desde el muro exterior hasta el recinto más interno ocupado por la Casa Santa, uno atravesaba sucesivos patios, cada uno a un nivel más alto que el anterior, para lo cual las pendientes del Monte Moriah eran favorables”. (James E. Talmage, La Casa del Señor).

Al atrio de los gentiles, que bordeaba el templo, estaba permitido entrar toda persona interesada en el templo, sin importar su procedencia. Una pared baja, llamada Soreg, marcaba el final de este atrio, más allá del cual los gentiles ya no podían pasar.

El atrio de las mujeres estaba separado del exterior por un muro de unos 4.5 pies de altura y estaba colocado como entrada principal al templo central. Podían entrar a él tanto hombres como mujeres judíos y conducía al atrio de Israel.

El atrio de los varones estaba reservado solamente para varones judíos.

Al atrio de los sacerdotes podía entrar solamente el sacerdocio. Estaba ubicado directamente frente al templo principal. En este atrio es donde se ubicaba el enorme altar de los holocaustos y la fuente de bronce, que sustituía al mar de bronce. Complementando la función del altar, había dos lugares dedicados a la matanza de para los sacrificios, con seis filas de cuatro anillos en los que se colocaban las cabezas de los animales.

Hablemos un poco sobre el atrio de los gentiles y el atrio de las mujeres.

El atrio de los gentiles

Una de las obras más destacadas de Herodes fue la creación del Patio de los Gentiles en el templo, un área abierta y accesible para personas de todas las creencias religiosas. También era llamada Atrio exterior o atrio de los gentiles. Consistía en una enorme plaza pavimentada, rodeada de columnatas colocadas en el norte, este y oeste. Tenia diferentes finalidades, entre ellas, facilitaba la predicación de los judíos a los gentiles.

“Es probable que a los gentiles se les permitiera entrar a este atrio porque el proselitismo era una práctica común durante el primer siglo D.C. (p.ej, Hechos 10:22). La comunidad judía quería dar la bienvenida a los que venían al templo no como judíos, sino como gentiles “temerosos de Dios” interesados en el judaísmo”. (Alan J. Hauser y Earl Kellett, Diccionario Bíblico Lexham, 2014).

Es en el atrio de los gentiles, en la parte exterior al templo, que se ubicaron los cambistas, personas especializadas en el intercambio de los distintos sistemas monetarios, conformando uno de los antecedentes de los bancos actuales. Según es informado por Vine:

“En el atrio de los gentiles, en los recintos del templo, se hallaban los puestos de los que vendían animales seleccionados y aprobados para el sacrificio, y otras cosas. La magnitud de este tráfico había introducido el negocio de los cambistas o banqueros (Jn 2.14)”. (W. E. Vine, Vine diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, 1999).

Los cambistas trabajaban como usureros, exigiendo comisiones excesivas por su trabajo. Alfonso Lockward lo refiere de la manera siguiente:

“Los cambistas usualmente trabajaban en los alrededores del templo, pero en la época de las grandes festividades se les permitía hacerlo en el atrio de los gentiles en vista de la abundancia de visitantes. Algunos eruditos dicen que las comisiones que se cobraban eran de alrededor de 4 a 8%. Jesús “volcó las mesas de los cambistas” y dijo que habían convertido el templo en “cueva de ladrones” (Mat. 21:12–13; Mr. 11:15–17; Jn. 2:14–16)”. (Alfonso Lockward, Nuevo diccionario de la Biblia, 1999, 189)

Esta plaza periférica al templo, el atrio de los gentiles, rodeada de muros y columnas, se convirtió en un lugar de encuentro para judíos y no judíos por igual. La creación de este espacio, sin embargo, no fue una idea original de Herodes. De hecho, se cree que se inspiró en otros patios similares existentes en el Imperio Romano. A pesar de esto, el Patio de los Gentiles se destacó por su importancia en la sociedad de la época, ya que permitía la interacción entre diferentes culturas y creencias. Además, este espacio no solo tenía un valor simbólico, sino también económico para el reino de Herodes, ya que atraía a comerciantes y turistas de todo el mundo conocido. La creación del Patio de los Gentiles fue una de las mayores contribuciones de Herodes a la sociedad de su tiempo.

No obstante que el atrio de los gentiles servía para brindar acceso a los gentiles a la periferia del templo y consolidar algunos lazos de amistad y unión con el pueblo judío, hasta allí estaba permitido solamente su acceso. Como es referido por Stott, había límites que los gentiles no debían de ninguna manera traspasar.

“Por fuera de estos atrios, y en un nivel inferior, estaba el atrio exterior o atrio de los gentiles. Entre los atrios internos y el externo había una pared divisoria, una barricada de piedra de un metro y medio de altura. Los gentiles podían levantar la mirada y ver el templo, pero no podían entrar en él. Se hacían periódicas advertencias desde el muro prohibiéndoles la entrada bajo pena de muerte”. (John Stott, Toda la Biblia en un año: Reflexiones diarias Desde Génesis hasta Apocalipsis, ed. Adriana Powell, 1° ed., (Buenos Aires: Certeza Argentina, 2013), 201).

Josefo indica que estas inscripciones se hallaban tanto en griego como en latín, a fin de que fuesen fácilmente entendibles. Talmage documenta el formato de la inscripción de la siguiente manera:

“Que ningún extranjero entre dentro de la balaustrada y el terraplén alrededor del santuario. Quien sea sorprendido se hace responsable de su muerte consiguiente». (James E. Talmage, House of the Lord):

El atrio de las mujeres

El patio de las mujeres era una sección del templo que se encontraba a continuación del pórtico de las mujeres. Este patio era el lugar común en el que tanto los varones como las mujeres judías se reunían para orar y para ofrecer sacrificios. El patio de las mujeres era una estructura impresionante, cubriendo un espacio de más de 68 metros de lado, con columnas de mármol.

Esta figura compara el tamaño de la estructura interior del templo de Herodes con un campo de futbol americano y permite apreciar el gran tamaño del Patio de las Mujeres.
Esta figura compara el tamaño de la estructura interior del templo de Herodes con un campo de futbol americano y permite apreciar el gran tamaño del Patio de las Mujeres.

El patio estaba dividido en varias secciones, cada una de las cuales estaba destinada a un propósito específico. En el centro del patio se encontraba un gran altar de bronce en el que se quemaban los sacrificios. Alrededor del altar había varias fuentes de agua para que las mujeres pudieran lavarse antes de entrar en el patio. En el patio también había varias salas destinadas a la enseñanza y al estudio de la Torá. El patio de las mujeres era un lugar de gran importancia para las mujeres judías, ya que les permitía reunirse y adorar a Dios de una manera más significativa.

Rodeando al atrio había una columnata simple. Dentro de esta columnata, contra la pared, se hallaban trece cepillos o “trompetas”, como se les llamaba, en las cuales se depositaban donativos. Edersheim documenta el uso de estos receptáculos cuya forma era tan similar a la de una trompeta. En las primeras dos se colocaba el tributo de medio siclo para el año corriente y el anterior. La tercera servía para las tórtolas que se usaban en la ofrenda para holocausto. En el caso de la ofrenda por el pecado, echaban su equivalente en dinero. Fue en esta trompeta que María, la madre de Jesús, debió haber echado el dinero que valía su ofrenda cuando el anciano Simeón tomó al Salvador recién nacido en brazos y bendijo a Dios.

“Con toda probabilidad, este espacio en el que estaban las trece trompetas era la «tesorería», donde Jesús enseñó en aquella memorable Fiesta de los Tabernáculos. Podemos también comprender cómo, por el peculiar y conocido destino de cada una de estas «trompetas», el Señor pudo contribuir entre las contribuciones de los ricos que echaban «de su abundancia», y la de la viuda pobre que de su «pobreza» había dado «todo el sustento» que tenía”. (Alfred Edersheim, El Templo: Su ministerio y servicios en tiempos de Cristo, (Viladecavalls, Barcelona: editorial clie, 2013), 37).

Edersheim especula si no sería a estos receptáculos para recibir los diversos donativos a lo que el Señor se refería al usar la expresión “sonar trompeta delante de los hombres”, al hacer sonar el dinero para presumir públicamente que se realizaban donativos.

“Es probable que fuera en irónica alusión a la forma y nombre de estos cepillos para las ofrendas que el Señor, empleando la palabra «trompeta», describe la conducta de aquellos que, en su acción de dar limosna, buscaban gloria de parte de los hombres, como «sonando trompeta» delante de ellos, esto es, como llevando delante de ellos, bien visibles, estos cepillos de ofrendas con forma de trompeta (que en el Talmud son llamados literalmente «trompetas») y haciéndolos sonar”. (Alfred Edersheim, El Templo: Su ministerio y servicios en tiempos de Cristo, (Viladecavalls, Barcelona: editorial clie, 2013), 37–38).

Las cámaras del atrio de las mujeres

En cada una de las esquinas del patio de las mujeres había una “cámara”, que eran especies de atrios sin cubrir, de unos 18 metros por lado. Cada una de estas cámaras se dedicaba a un propósito especial. Los sacerdotes que, debido a taras físicas, no podían servir en el santuario, usaban la cámara de la derecha para seleccionar la leña de buena calidad destinada al altar. Los leprosos purificados se lavaban en el atrio de la esquina más alejada, al noroeste, antes de presentarse a los sacerdotes en la puerta de Nicanor. Los nazareos se cortaban el cabello y cocían sus ofrendas de paz en la cámara de la izquierda, al sureste. Y la última cámara se dedicaba a guardar el aceite y vino para las ofrendas de libación. Los levitas también guardaban sus herramientas en dos estancias debajo del atrio de Israel, y se accedía a ellas desde el patio de las mujeres.

El atrio de Israel y el atrio de los sacerdotes

Para facilitar la comprensión de la arquitectura del templo de Herodes, Edersheim propone considerar el atrio de los Varones y el atrio de los sacerdotes como una sola unidad, un gran patio dividido en dos partes por una balaustrada baja de unos 45 centímetros de alto y formando un rectángulo de 85.5 x 61.75 metros, llamado colectivamente el atrio de Israel. En esta estructura dual, el atrio de los sacerdotes sería la parte más estrecha, de apenas unos 5 metros de anchura.

“El Atrio de Israel tenía 135 codos de longitud por 11 de anchura, y, de manera similar, el Atrio de los Sacerdotes tenía 135 de longitud por 11 de anchura, y las cabezas de las vigas dividían entre el Atrio de Israel y el Atrio de los Sacerdotes”. (Alfred Edersheim, Usos y costumbres de los Judíos en los Tiempos de Cristo, (Viladecavalls, Barcelona: EDITORIAL CLIE, 1997), 309–310).

Se entraba a este complejo doble del atrio de Israel por medio de una espléndida puerta, llamada el Pórtico de Nicanor.

El atrio de los Varones era solamente para varones judíos. Se elevaba 3.43 metros por sobre el atrio de las mujeres. A diferencia de éste, era angosto, cubierto y rodeado de columnatas.

El atrio de los sacerdotes estaba aún más arriba, a 1.07 metros sobre el piso del atrio de Israel y estaba reservado exclusivamente para los sacerdotes.

La pieza más notable en el atrio de los sacerdotes era el inmenso altar de piedras sin labrar, de al menos 16 metros por lado, que incluía los “cuernos” de 5 metros de altura. Situada hacia el sur se encontraba la pila o fuente de bronce, tan grande como para que doce sacerdotes pudieran lavarse a la vez y alimentada por una muy ingeniosa obra de ingeniería hidráulica. El suministro para esta fuente se obtenía de los montes alrededor de Hebrón, de Etán y de los tres estanques de Salomón.

Las cámaras del atrio de los sacerdotes

De manera similar al patio de las mujeres, el patio de los sacerdotes contenía “cámaras” destinadas a propósitos utilitarios. Por ejemplo, una de ellas servía para preparar los panes de la proposición, otra para conservar las llaves del templo.

Estas cámaras se encontraban en la parte trasera del templo, detrás del santuario, y eran utilizadas para almacenar el aceite sagrado, el incienso y otros objetos sagrados. También se utilizaban para preparar los sacrificios y las ofrendas. Las cámaras estaban dispuestas en dos niveles, con una escalera que los conectaba. Las cámaras eran muy bien cuidadas y estaban decoradas con hermosos mosaicos y detalles arquitectónicos. Eran consideradas como lugares sagrados y solo los sacerdotes tenían permitido el acceso a ellas.

Es difícil identificar con precisión cada una de estas cámaras, debido a que la tradición judía les ha asignado diferentes nombres. El Sanedrín tenía su reunión regular en la cámara llamada Gazith, o estancia de las piedras labradas.

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Los pórticos

Herodes también construyó varios pórticos alrededor del templo, incluyendo el pórtico real, el pórtico de Salomón, el pórtico de los sacerdotes y el pórtico de las mujeres. En total se trataba de nueve pórticos. El pórtico de las mujeres era el más grande de todos ellos y se encontraba en el lado este del templo, dando ingreso al atrio de las mujeres. Este pórtico era el lugar en el que las mujeres judías se reunían para orar y ofrecer sacrificios. Era una estructura impresionante, dividida en dos secciones, una para las mujeres y otra para los hombres. La sección de las mujeres era la más grande y estaba decorada con hermosos mosaicos y detalles arquitectónicos.

Sin embargo, la puerta más magnífica y digna de admiración era la novena puerta, la oriental, que constituía la entrada principal al templo, tan esplendorosa que recibía por sobrenombre La Hermosa. Se llegaba a ella desde el exterior por medio de doce peldaños. La puerta estaba hecha de bronce corintio y se requería de veinte hombres sólo para abrirlas o cerrarlas. Es durante muchos años que estuvo en ella el cojo que fue sanado por Pedro y Juan, según se relata en el libro de los Hechos. Cercano a la puerta de La Hermosa se hallaba el pórtico de Salomón, mencionado también en ese relato y que terminó por convertirse en un centro de reunión regular de la Iglesia Primitiva.

Representación de una columnata. Logos Deluxe Map Set.
Representación de una columnata. Logos Deluxe Map Set.

El pórtico real, espléndido en su elaboración, estaba situado en la parte sur del templo y era la entrada principal al complejo del templo. Estaba decorado con columnas de mármol y tenía un techo de madera de cedro. Este pórtico era utilizado por el rey y otros miembros de la realeza cuando visitaban el templo, así como por los sacerdotes que llevaban a cabo ceremonias religiosas. Debido a su procedencia idumea, Herodes mismo no podía entrar al templo principal y el pórtico real le proporcionaba un espacio donde pudiera entretener a los invitados y celebrar su gobierno. No tenía una columnata doble, como los demás pórticos, sino triple, y su altura se calcula en unos 137 metros. Algunos suponen que es aquí donde estaba situado “el pináculo” del templo (”pináculo” significa el lugar más alto).

El pórtico de los sacerdotes se hallaba en la parte este del templo y era utilizado por los sacerdotes para entrar en el santuario y llevar a cabo las ceremonias religiosas. Era un pórtico impresionante, con columnas de mármol y un techo de madera de cedro. Este pórtico era utilizado exclusivamente por los sacerdotes y no estaba abierto al público en general.

El santuario o templo principal

Todas estas magnificencias no hacían más que agregar esplendor al templo mismo, llamado el Santuario, construido como un rectángulo rodeado de columnas que sobresalía muy por encima de todas las demás edificaciones. A este se subía desde el atrio de los sacerdotes por escaleras que alcanzaban 2.98 metros de altura.

Herodes respetó el ancho y largo del Segundo Templo, pero la altura era ahora de cuarenta codos en lugar de treinta, sin contar con una sala superior que fue agregada.

“En todo lo esencial, la Casa Santa o Templo propiamente dicho era similar a las dos casas de santuario anteriores, aunque externamente mucho más elaborado e imponente que cualquiera de ellas; pero en cuanto a los patios circundantes y edificios asociados, el Templo de Herodes destacaba preeminentemente”. (James E. Talmage, La Casa del Señor)

Imagen de la Biblia Referencia Thompson que muestra la división interior del Santuario. Nótese la disposición del Lugar Santo, el Lugar Santísimo y cómo estaban estos separados por el Velo. El lector inquisitivo podrá notar también la disposición del candelabro sagrado o menorah, la mesa del pan de la proposición y el altar del incienso.
Imagen de la Biblia Referencia Thompson que muestra la división interior del Santuario. Nótese la disposición del Lugar Santo, el Lugar Santísimo y cómo estaban estos separados por el Velo. El lector inquisitivo podrá notar también la disposición del candelabro sagrado o menorah, la mesa del pan de la proposición y el altar del incienso.

Aunque tenía distintos aposentos dentro de las paredes (48 en total), el edificio contenía sólo dos áreas importantes, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo, dispuestas en todo respecto como en los templos anteriores, desde que el tabernáculo fue mostrado por revelación a Moisés. Estos dos salones inmensos estaban separados por dos tapices gruesos que colgaban uno detrás de otro, separados apenas por un codo uno del otro, y que conformaban, en conjunto, el llamado Velo del Templo. Estaba elaborado con telas finas: azul, púrpura y carmesí. Este es el velo que se partió en dos a la muerte de Jesucristo sobre la cruz.

En el Lugar Santo, los sacerdotes entraban para llevar a cabo sus oficios regulares, como la disposición de los panes de la proposición y el ofrecimiento de incienso ante el velo. Es en este ejercicio de ofrecer incienso en el Lugar Santo del templo de Herodes que Zacarías fue sorprendido por el ángel Gabriel, que le anunció el inminente nacimiento de Juan el Bautista.

El Lugar Santísimo era el corazón del templo. Sólo el sumo sacerdote podía entrar en él una vez al año en el día de la expiación o Yom Kippur, cuando ofrecía un sacrificio por los pecados del pueblo. Este salón no contenía ya el arca de la alianza, como en tiempos antiguos. Al no estar el arca, estaban también ausentes las tablas de la ley, el pote de maná y la vara de Aarón reverdecida. El salón estaba totalmente vacío, por lo que la ceremonia se efectuaba de manera diferente.

“La cámara sagrada estaba vacía excepto por una gran piedra sobre la cual el sumo sacerdote rociaba la sangre del sacrificio en el Día de la Expiación; esta piedra ocupaba el lugar del Arca y su asiento de misericordia”. (James E. Talmage, House of the Lord).

Si bien superior en esplendor al templo de Salomón y al Segundo Templo, el templo de Herodes carecía del elemento más importante de la adoración prescrita en los templos antiguos. Era, sin embargo, la expresión más importante de la adoración del pueblo de Israel y un recordatorio constante de sus más sagrados convenios.

La vista general del templo de Herodes

El Templo de Herodes: Su historia, magnificencia y destrucción - (Lugares): Este documento se enfoca en la historia del Templo de Herodes, una de las estructuras más magníficas e importantes de la antigüedad.

Herodes no solo construyó un santuario y un altar de enormes dimensiones en el templo, sino que también realizó otro tipo de mejoras en el lugar. Se sabe que se dedicó a embellecer el templo mediante la adición de adornos y ampliaciones. Gracias a estas mejoras, el templo se convirtió en uno de los edificios más impresionantes de la época y fue considerado como uno de los logros más importantes del reinado de Herodes.

Herodes adornó el templo con materiales preciosos como el oro y la plata, y contrató a los mejores artesanos y arquitectos de la región para trabajar en el proyecto. El resultado fue una de las estructuras más impresionantes de la época, y un símbolo del poder y la riqueza de Judea.

El Templo de Herodes: Su historia, magnificencia y destrucción - (Lugares): Este documento se enfoca en la historia del Templo de Herodes, una de las estructuras más magníficas e importantes de la antigüedad.

El Templo de Herodes era una estructura impresionante que se destacaba en el horizonte de Jerusalén. Su magnificencia y grandeza se podían apreciar desde lejos, siendo visible incluso desde el Monte de los Olivos.

La vista del templo desde el Monte de los Olivos era particularmente impresionante. Desde esa colina, se podía apreciar la majestuosidad del templo en todo su esplendor. Su brillo y magnificencia se podían ver desde lejos, y su presencia dominaba el paisaje de la ciudad. Fue desde el monte de los olivos que los discípulos de Jesús, deteniéndose en su regreso a Betania, le hicieron notar la magnificencia del templo y esta observación dio origen al Sermón del Olivar, que se conserva en Mateo 24-25 en la Biblia y en la Perla de Gran Precio, en el libro de José Smith-Mateo.

La fortaleza Antonia, que se encontraba cerca del templo, también ofrecía una vista impresionante de la estructura. La fortaleza, construida también por Herodes, era una estructura masiva que se elevaba sobre la ciudad de Jerusalén, y su posición estratégica permitía una vista privilegiada del templo y de la ciudad en general.

Jerusalén en tiempos de Jesús, representada en la maqueta del Templo de Jerusalén. Aquí se ven tres de las edificaciones más importantes de la Jerusalén del Nuevo Testamento. El palacio de Herodes está en primer plano, el templo y sus cortes al fondo, y la Fortaleza Antonia y dos de las tres torres del palacio a la izquierda (Allen C. Myers, The Eerdmans Bible dictionary, 1987, 572).
Jerusalén en tiempos de Jesús, representada en la maqueta del Templo de Jerusalén. Aquí se ven tres de las edificaciones más importantes de la Jerusalén del Nuevo Testamento. El palacio de Herodes está en primer plano, el templo y sus cortes al fondo, y la Fortaleza Antonia y dos de las tres torres del palacio a la izquierda (Allen C. Myers, The Eerdmans Bible dictionary, 1987, 572)

La vista del Templo de Herodes era impresionante desde cualquier ángulo. Su magnificencia y grandeza se destacaban en el paisaje de Jerusalén y se podía apreciar desde lejos.

Impacto espiritual

La construcción del templo de Herodes tuvo un enorme impacto en la espiritualidad y adoración del pueblo judío. El templo se convirtió en el centro de la vida religiosa y cultural de Israel, y se convirtió en un lugar de reunión para el pueblo. Muchas personas venían al templo para orar, ofrecer sacrificios y participar en las celebraciones religiosas. Además, el Patio de los Gentiles permitió la interacción entre diferentes culturas y creencias, lo que lo convirtió en un lugar de encuentro para judíos y no judíos por igual.

El templo de Herodes fue central en la vida religiosa de los judíos, y se convirtió en un lugar importante de peregrinación. La construcción del templo de Herodes permitió a los judíos ofrecer sacrificios y orar en un lugar sagrado y significativo. La existencia del templo les recordaba su identidad como pueblo elegido por Dios y les daba un sentido de comunidad y pertenencia.

El templo de Herodes también tuvo un impacto en la espiritualidad y adoración de los judíos debido a su importancia en la ceremonia de la Pascua. La Pascua era una de las principales celebraciones religiosas de los judíos, y se llevaba a cabo en el templo de Jerusalén. Durante la Pascua, los judíos ofrecían sacrificios y ofrendas en el templo y participaban en ceremonias y rituales especiales. La existencia del templo de Herodes permitió a los judíos continuar con la celebración de la Pascua de una manera significativa y significó la continuidad de una tradición religiosa importante.

Impacto económico

La construcción del templo tuvo un impacto significativo en la economía local. No solo se crearon empleos para los trabajadores que participaron en la construcción del templo, sino que también se generó una mayor demanda de materiales de construcción y otros recursos. Esto, a su vez, llevó a un aumento en la producción y en la actividad económica en la región.

Impacto político

Cabe destacar que la construcción del templo también tuvo implicaciones políticas importantes. En particular, Herodes esperaba que el templo le permitiría consolidar su poder y ganarse el favor de los líderes religiosos y del pueblo judío. De hecho, el templo se convirtió en un símbolo importante de la autoridad y el poder del rey Herodes, y desempeñó un papel fundamental en la política de la época.

En resumen, la construcción del templo por parte de Herodes fue un proyecto ambicioso y complejo que tuvo un impacto significativo en varios aspectos de la sociedad de la época. A través de la construcción del templo, Herodes logró consolidar su poder y ganarse el favor de los líderes religiosos y del pueblo judío, mientras que también generó empleo y actividad económica en la región.

Herodes el Grande dejó un legado significativo en Jerusalén Su visión de utilizar el templo como lugar de encuentro, así como su impacto en la arquitectura y construcción de templos, lo convierten en una figura importante en la historia. Sobre este aspecto, el élder James E. Talmage hace en su estudio la siguiente consideración:

“Se admite en general que el Templo de Herodes fue la estructura más grandiosa jamás erigida como Templo en cualquier época; sin embargo, su belleza y grandeza radicaban en la excelencia arquitectónica más que en la santidad de su culto o en la manifestación de la Presencia Divina dentro de sus muros. Su ritual y servicio fueron en gran medida prescritos por el hombre; porque aunque se profesaba observar la letra de la Ley Mosaica, la ley había sido complementada y en muchos aspectos suplantada por reglas y prescripciones sacerdotales. Los judíos profesaban considerarlo sagrado, y por ellos se proclamaba como la Casa del Señor. Aunque carecía de los acompañamientos divinos de los santuarios anteriores aceptados por Dios, y estaba contaminado por la arrogancia y usurpación sacerdotales, así como por el interés egoísta del tráfico y el comercio, fue reconocido incluso por nuestro Señor el Cristo como la Casa de Su Padre. Allí se presentó al Niño Jesús como lo requería la Ley, allí vino con Su pueblo en el momento de la Pascua; dentro de sus recintos se declaró a sí mismo y al Padre que lo envió. Cuando finalmente, rechazado por los suyos, y por ellos llevado a la cruz, realizó el sacrificio a través del cual se hizo posible la salvación del hombre, el velo del Templo fue rasgado por un poder invisible y el último vestigio de suprema santidad desapareció del lugar”. (James E. Talmage, La Casa del Señor).

La magnificencia del Templo de Herodes no duraría mucho tiempo, ya que sería destruido por los romanos en el año 70 d.C. durante la Primera Guerra Judeo-Romana. La destrucción del Templo sería un evento catastrófico para los judíos, que perdieron su lugar más sagrado y su centro religioso y cultural. Desde entonces, los judíos han desarrollado una fuerte conexión emocional y espiritual con el Templo, y han anhelado su reconstrucción.

La profecía de Jesucristo sobre la destrucción del Templo

Jesús profetizó sobre la destrucción del templo de Herodes en varias ocasiones. A continuación, se presentan todas las ocasiones en las que Jesús profetizó la destrucción del templo, en el mejor orden cronológico posible.

  1. En Mateo 23:37-39, Jesús profetiza la destrucción del templo al lamentarse sobre Jerusalén: «¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! He aquí, vuestra casa os es dejada desierta.» Jesús aquí hace referencia al templo como «vuestra casa», indicando que será dejado desolado debido a la incredulidad de los líderes religiosos y el pueblo.
  2. En Mateo 24:1-2, Jesús profetiza la destrucción del templo mientras habla con sus discípulos: «Y saliendo Jesús del templo, se iba, y se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.» Aquí, Jesús predice la destrucción del templo como parte de su discurso sobre los últimos tiempos y la venida del Hijo del Hombre (el discurso del Olivar). Una traducción inspirada de este discurso se encuentra en la Perla de Gran Precio, con el nombre José Smith-Mateo.
  3. En Marcos 13:1-2, Jesús profetiza la destrucción del templo de manera similar a como lo hace en Mateo 24:1-2: «Y saliendo del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, Mira qué piedras, y qué edificios son estos. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada.» Aquí, Jesús hace una profecía clara de la destrucción del templo.
  4. En Lucas 19:41-44, Jesús profetiza la destrucción del templo mientras llora sobre la ciudad: «Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te apretarán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.» Aquí, Jesús lamenta la falta de fe y conocimiento de los líderes religiosos y el pueblo, y predice la destrucción del templo como parte del juicio de Dios sobre ellos.

De acuerdo con las profecías de Jesús, el templo sería destruido debido a la incredulidad, la falta de conocimiento y la maldad de los líderes religiosos y el pueblo, así como parte del juicio de Dios sobre ellos. La destrucción del templo se vería como una consecuencia de la falta de arrepentimiento y fe.

La destrucción del Templo y su cumplimiento profético

La profecía de Jesús sobre la destrucción del templo de Herodes se cumplió en el año 70 d.C., durante la Primera Guerra Judeo-Romana. Las circunstancias que condujeron a la destrucción del templo fueron complejas y se relacionaron con las tensiones políticas y religiosas de la época.

En el año 66 d.C., los judíos de Judea se rebelaron contra el dominio romano en un intento de recuperar su independencia y su identidad cultural. A pesar de los esfuerzos de los judíos, los romanos respondieron con fuerza y lanzaron una campaña militar brutal para sofocar la rebelión. Los enfrentamientos entre las dos partes se intensificaron, y la lucha por el poder se extendió por toda la región. En el año 70 d.C., después de un asedio de varios meses, los romanos lograron tomar la ciudad de Jerusalén y destruir el templo de Herodes, lo que tuvo un impacto devastador en la comunidad judía. La destrucción del templo, que había sido el centro de la vida religiosa y cultural de los judíos, llevó a un cambio significativo en la vida judía, forzando a la comunidad a reevaluar y replantearse su religión y su cultura. A pesar de la destrucción y la opresión, los judíos perseveraron y continuaron practicando su religión y preservando su cultura a lo largo de los siglos.

El saqueo del templo

Flavio Josefo, un historiador judío del siglo I, describe en detalle la destrucción del templo de Herodes en su obra «La Guerra de los Judíos». Según Josefo, la toma de la ciudad por parte de los romanos fue un hecho crucial que desencadenó una serie de sucesos catastróficos. Los romanos, tras incendiar el templo, provocaron que el fuego se extendiera rápidamente por toda la estructura, causando una gran pérdida de vidas entre los judíos, quienes intentaban escapar de la ciudad. La situación era caótica y desesperada, y muchos judíos perdieron la vida a causa del fuego y de las acciones violentas de los romanos. Es importante recordar que el templo de Herodes tenía un gran valor simbólico e histórico para los judíos, y su destrucción fue un momento trágico en la historia del pueblo judío.

El saqueo del templo de Herodes por parte de los romanos fue un evento trágico en la historia del pueblo judío. Los romanos atacaron y destruyeron el templo, llevándose muchos objetos y tesoros sagrados.

Ruinas del Foro romano y el Arco de Tito.
Ruinas del Foro romano y el Arco de Tito.

El Arco de Tito, que se encuentra en Roma, conmemora la victoria de los romanos en la Primera Guerra Judeo-Romana y la destrucción del templo de Jerusalén. El arco fue construido en el año 82 d.C. por el emperador Domiciano, y es un monumento impresionante que celebra la victoria militar romana.

El Templo de Herodes: Su historia, magnificencia y destrucción - (Lugares): Este documento se enfoca en la historia del Templo de Herodes, una de las estructuras más magníficas e importantes de la antigüedad.

El arco tiene una altura de 15 metros y una anchura de 13,5 metros. Está construido en mármol y cuenta con tres arcos, decorados con relieves que representan escenas de la guerra. En el centro del arco se encuentra una figura de Tito, el general romano que lideró la campaña militar contra los judíos.

Detalle del relieve del Arco de Tito mostrando los objetos saqueados.
Detalle del relieve del Arco de Tito mostrando los objetos saqueados.

Uno de los relieves más importantes del arco es el que representa la procesión triunfal de Tito en Roma después de la victoria. En este relieve, se pueden ver varios objetos sagrados que fueron tomados del templo de Jerusalén, incluyendo el candelabro de siete brazos y la trompeta de plata utilizada en las ceremonias religiosas. Estos objetos son un recordatorio del saqueo del templo y del impacto que tuvo en la comunidad judía.

El Templo de Herodes: Su historia, magnificencia y destrucción - (Lugares): Este documento se enfoca en la historia del Templo de Herodes, una de las estructuras más magníficas e importantes de la antigüedad.
Esta escena del arco de Tito en Roma muestra una procesión de soldados romanos llevando el candelabro de siete brazos, la mesa del pan y las trompetas de plata que fueron tomadas cuando el general (emperador) romano Tito destruyó el templo de Herodes en el 70 d.C. Cada uno de los soldados lleva una corona de laurel, que significa que tomó parte de la victoria militar en Jerusalén. Los rectángulos en los postes son estándares militares.
Esta escena del arco de Tito en Roma muestra una procesión de soldados romanos llevando el candelabro de siete brazos, la mesa del pan y las trompetas de plata que fueron tomadas cuando el general (emperador) romano Tito destruyó el templo de Herodes en el 70 d.C. Cada uno de los soldados lleva una corona de laurel, que significa que tomó parte de la victoria militar en Jerusalén. Los rectángulos en los postes son estándares militares.

‎El Arco de Tito es una muestra de la importancia que tuvo la destrucción del templo de Herodes para los romanos. El arco no solo celebra la victoria militar romana, sino que también conmemora la destrucción del templo y la toma de objetos sagrados, que fueron llevados a Roma como trofeos de guerra.

El impacto de la destrucción del templo

A pesar de la destrucción del templo y del saqueo de los objetos sagrados, la comunidad judía logró preservar su cultura y su religión. La preservación de la Torá y de otros textos sagrados, así como la continuidad de las prácticas religiosas y culturales, son un testimonio de la resiliencia y la fuerza del pueblo judío a lo largo de la historia.

La destrucción del templo de Herodes fue un evento catastrófico para los judíos. El templo era el centro religioso y cultural de su vida, y su destrucción dejó un vacío en la sociedad judía. Muchos judíos murieron en el asedio de Jerusalén y en la destrucción del templo, y muchos otros fueron llevados como esclavos a Roma. La destrucción del templo también tuvo implicaciones políticas importantes y marcó el final de la independencia judía en Judea.

La destrucción del templo tuvo un impacto duradero en la sociedad judía. Desde entonces, los judíos han anhelado la reconstrucción del templo y han desarrollado una fuerte conexión emocional y espiritual con él. La destrucción del templo también ha sido un tema importante en la teología y la literatura judías y ha sido interpretada de varias maneras a lo largo de la historia.

En resumen, la destrucción del templo de Herodes fue un evento trágico que tuvo un impacto significativo en la sociedad judía. La destrucción del templo se relacionó con las tensiones políticas y religiosas de la época y marcó el final de la independencia judía en Judea. Desde entonces, los judíos han anhelado la reconstrucción del templo y han desarrollado una fuerte conexión emocional y espiritual con él.

Eventos del Nuevo Testamento relacionados con el Templo de Herodes

Los siguientes son algunos de los eventos más importantes del Nuevo Testamento que tuvieron lugar en el templo de Herodes.

La anunciación de Juan el Bautista

El pasaje de la anunciación de Juan el Bautista se relaciona con el templo de Herodes ya que el padre de Juan, Zacarías, era un sacerdote que servía en el templo. El pasaje se encuentra en Lucas 1:5-25.

En este pasaje, se narra que Zacarías estaba en el templo ofreciendo incienso cuando se le apareció un ángel del Señor y le anunció que tendría un hijo. Este hijo, Juan, sería un profeta que prepararía el camino para el Mesías. Zacarías dudó de la palabra del ángel debido a su avanzada edad y fue castigado por no creer en la promesa divina. Finalmente, cuando Juan nació, Zacarías recuperó su habla y alabó a Dios.

El pasaje de la anunciación de Juan el Bautista es significativo porque establece el papel de Juan como precursor de Jesús y anuncia la llegada del Mesías. Además, el hecho de que Zacarías fuera un sacerdote que servía en el templo de Herodes muestra la importancia del templo en la vida religiosa y cultural de los judíos en ese momento.

La presentación de Jesús en el templo

En Lucas 2:22-38 se describe la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén, que tuvo lugar 40 días después de su nacimiento. La presentación de Jesús en el templo es un evento importante en la vida de Jesús, ya que marca su consagración a Dios y su presentación a la comunidad judía.

Según Lucas, José y María llevaron a Jesús al templo para la ceremonia de la presentación, que era una tradición judía en la que se presentaba al primogénito ante Dios y se ofrecían sacrificios por él. Durante la ceremonia, un anciano llamado Simeón, quien había recibido una promesa de Dios de que no moriría sin ver al Mesías, tomó a Jesús en sus brazos y lo bendijo. También profetizó sobre Jesús, diciendo que sería «puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha» (Lucas 2:34).

Además, una anciana llamada Ana, quien había servido en el templo durante muchos años, también estuvo presente en la ceremonia y alabó a Dios por la llegada del Mesías.

La presentación de Jesús en el templo de Herodes es un ejemplo de la importancia del templo en la vida religiosa y cultural de los judíos. Era un lugar sagrado y significativo, y la ceremonia de la presentación era una parte importante de la vida judía en la época de Jesús.

La tentación de Jesucristo

En el pasaje de la tentación de Jesucristo, el Espíritu Santo lleva a Jesús al pináculo del templo de Herodes, donde Satanás le encuentra y le dice que se tire para que los ángeles lo salven. Jesús responde: «También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios.» (Mateo 4:7).

Este pasaje se encuentra en Mateo 4:5-7 y es parte de una serie de tentaciones que Jesús enfrenta en el desierto al comienzo de su ministerio. En este pasaje, Satanás intenta persuadir a Jesús para que ponga a prueba su fe en Dios, pero Jesús se mantiene firme en su respuesta. La ubicación del templo de Herodes en este pasaje es importante porque el templo era un lugar sagrado y significativo para los judíos, y Jesús está siendo tentado en un lugar que es considerado tan especialmente sagrado. La respuesta de Jesús muestra su compromiso con Dios y su rechazo a poner a prueba su fe de manera imprudente. La tentación de Jesús en el templo de Herodes es un ejemplo de cómo el templo fue significativo en la vida y el ministerio de Jesús.

La purificación del Templo

El pasaje de la limpieza del templo se encuentra en los cuatro evangelios canónicos. Este evento tuvo lugar en el templo de Herodes en Jerusalén.

En el Evangelio de Juan, el evento ocurre al comienzo del ministerio de Jesús. Juan 2:13-16 dice:

Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, subió Jesús a Jerusalén. Y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Habiendo hecho un látigo de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; desparramó las monedas de los cambistas y volcó sus mesas; y a los que vendían palomas les dijo: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercado.

En los otros tres evangelios, el evento ocurre al final del ministerio de Jesús, durante la última semana de su vida. Mateo 21:12-13 dice:

Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

En Marcos 11:15-17 se cuenta el mismo evento:

Y llegaron a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y no consentía que nadie llevase utensilio alguno por el templo. Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

En Lucas 19:45-46 se cuenta lo mismo:

Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en él, diciéndoles: Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

El pasaje del evangelio de Juan y los de los evangelios sinópticos se concilian al considerar que hubo, en realidad, dos limpiezas del templo, una al principio y otra al final del ministerio de Jesús.

La limpieza del templo de Herodes fue un evento importante en la vida y el ministerio de Jesús. Este evento muestra el compromiso de Jesús con la pureza y la santidad del templo, su reconocimiento como la Casa de Dios y su rechazo a la corrupción y la injusticia. La limpieza del templo también es un ejemplo de cómo el templo de Herodes era significativo en la vida y la espiritualidad de los judíos, y cómo su corrupción y explotación estaban siendo una afrenta a Dios.

La enseñanza de Jesús en el Templo

La enseñanza de Jesucristo en el templo de Herodes fue una parte importante de su ministerio terrenal. Jesús enseñó en el templo en varias ocasiones, y sus enseñanzas a menudo estaban relacionadas con la vida y el significado del templo.

A continuación, se presentan algunas de las ocasiones más importantes en las que Jesús enseñó en el templo, en el mejor orden cronológico posible:

  1. En Lucas 2:41-51, se relata la visita de Jesús al templo cuando tenía doce años. Jesús se había quedado atrás en Jerusalén después de la Pascua, y sus padres lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Jesús dijo a sus padres: «¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?» (Lucas 2:49). Esta visita al templo es significativa porque muestra la conexión de Jesús con el templo y su compromiso con la voluntad de Dios.
  2. En Juan 7:14-24, Jesús enseña en el templo durante la Fiesta de los Tabernáculos. Jesús habla de su relación con Dios y su autoridad para enseñar, y desafía a los líderes religiosos a examinar sus enseñanzas y su carácter. Jesús dice: «Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.» (Juan 7:16-17). Esta enseñanza muestra la autoridad y la sabiduría de Jesús, así como su compromiso con la verdad y la voluntad de Dios.
  3. En Juan 8:1-11, Jesús enseña en el templo cuando una mujer sorprendida en adulterio es llevada ante él. Los líderes religiosos le preguntan a Jesús si deberían apedrear a la mujer, como lo indica la ley de Moisés. Jesús responde: «El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella.» (Juan 8:7). Esta enseñanza muestra la compasión y la misericordia de Jesús, así como su compromiso con la justicia y la ley de Dios.
  4. En Mateo 21:23-27, Jesús enseña en el templo después de su entrada triunfal en Jerusalén. Los líderes religiosos le preguntan a Jesús por qué tiene autoridad para enseñar y realizar milagros. Jesús les responde con una pregunta: «Os preguntaré también yo una cosa, y si me la decís, yo también os diré con qué autoridad hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres?» (Mateo 21:24-25). Esta enseñanza muestra la astucia y la sabiduría de Jesús.

La enseñanza de Jesucristo en el templo de Herodes fue una parte importante de su ministerio terrenal. Jesús enseñó en el templo en varias ocasiones, y sus enseñanzas a menudo estaban relacionadas con la vida y el significado del templo. Las enseñanzas de Jesús en el templo muestran su compromiso con la verdad, la justicia, la compasión y la voluntad de Dios, y son una muestra de su autoridad y sabiduría.

Milagros y sanaciones en el templo

En Hechos 3:1-10 se describe la sanación de un hombre que había estado cojo desde su nacimiento en la puerta del templo llamada Hermosa:

Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando y saltando y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.

Este pasaje es significativo porque muestra el poder de Dios manifestado a través de los apóstoles y la importancia del templo como un lugar de encuentro y adoración. La sanación del hombre cojo también es un ejemplo de cómo el poder de Dios puede transformar la vida de una persona y cómo la fe en Jesucristo puede llevar a la sanación y la redención.

Además de la sanación en la puerta de la Hermosa, hay otros pasajes en la Biblia que describen milagros realizados en el templo de Herodes. Por ejemplo, en Mateo 21:14-15 se describe cómo Jesús sanó a los cojos y a los ciegos que vinieron a él en el templo:

Y vinieron a él en el templo los ciegos y los cojos, y los sanó. Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía y a los muchachos que aclamaban en el templo y decían: ¡Hosanna al Hijo de David!, se indignaron.

En Juan 9:1-12 se describe la sanación de un hombre ciego de nacimiento, que tuvo lugar cerca del templo:

Y al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Es necesario que yo haga las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Vete, lava en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Los vecinos, por tanto, y los que antes le habían visto que era mendigo, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: El es. Y otros: No, sino que se parece a él. El decía: Yo soy. Le dijeron, pues: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? Respondió él y dijo: El hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al estanque de Siloé, y lávate. Y fui, y me lavé, y recibí la vista.

Estos pasajes muestran cómo el templo de Herodes era un lugar donde las personas buscaban la presencia y la sanación de Dios, y cómo Jesús y los apóstoles se encontraban allí para enseñar y realizar milagros. La sanación en la puerta de la Hermosa es un ejemplo destacado de cómo el poder de Dios puede manifestarse en nuestras vidas, incluso en lugares y momentos inesperados.

La entrada triunfal

La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén se describe en los cuatro evangelios canónicos: Mateo 21:1-11, Marcos 11:1-11, Lucas 19:28-44 y Juan 12:12-19. El pasaje se relaciona con el templo de Herodes ya que la entrada de Jesús en la ciudad está directamente relacionada con su visita al templo.

En el Evangelio de Mateo, se describe cómo Jesús envía a dos de sus discípulos para que traigan un burro y un potro, y cómo entra en Jerusalén montado en ellos. La gente que lo rodea extiende sus mantos y ramas de árboles en su camino, y gritan: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!» (Mateo 21:9).

El viaje de Jesús a través de la ciudad desemboca finalmente en el templo.

La confrontación de Jesucristo con los líderes judíos en el templo

Pocos días después de la entrada triunfal, Jesucristo respondió a las acusaciones de los escribas y fariseos en el Templo de Jerusalén. En el Evangelio de Mateo (22:15-22), se describe cómo los fariseos intentaron atrapar a Jesús en una pregunta sobre el tributo a César. Le preguntaron si era lícito pagar tributo al César o no, esperando que Jesús hiciera una declaración que pudiera ser considerada como sedición.

Jesús respondió: «Mostradme la moneda del tributo». Le trajeron un denario, y Jesús les preguntó: «¿De quién es esta imagen, y la inscripción?» Los fariseos respondieron: «Del César». Entonces Jesús les dijo: «Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios».

Jesucristo confrontó a los líderes judíos en el templo mediante la parábola de la fiesta de bodas, que se encuentra en Mateo 22:1-14. En esta parábola, un rey prepara una fiesta de bodas para su hijo y envía a sus siervos para invitar a los invitados. Sin embargo, los invitados rechazan la invitación y algunos incluso matan a los siervos del rey. En respuesta, el rey envía a sus siervos a invitar a cualquier persona que encuentren en las calles y plazas. La fiesta se llena de invitados, pero cuando el rey llega, ve a un hombre que no está vestido apropiadamente y lo echa de la fiesta.

Esta parábola es una crítica a los líderes judíos de la época de Jesús, quienes habían rechazado su mensaje y su llamado a la conversión. El rechazo de los líderes judíos a Jesús y su mensaje es simbolizado por la actitud de los invitados que rechazan la invitación del rey en la parábola. La invitación a cualquier persona que los siervos puedan encontrar en las calles y plazas representa la oferta de salvación a todos, no solo a los judíos.

El hombre que no está vestido apropiadamente en la fiesta es una metáfora de aquellos que no viven de acuerdo con los valores del reino de Dios. En la parábola, este hombre es echado de la fiesta, lo que representa el juicio final de Dios sobre aquellos que no aceptan su oferta de salvación.

La parábola de la fiesta de bodas es un ejemplo de cómo Jesús usó las parábolas para enseñar verdades espirituales importantes y para confrontar a los líderes religiosos de su época. La parábola muestra la oferta de salvación de Dios para todos, independientemente de su origen o estatus social, y la necesidad de vivir de acuerdo con los valores del reino de Dios para poder participar en su banquete celestial.

Este episodio de la confrontación en el templo sucedió en la última semana de la vida de Jesús. Se le considera como uno de los episodios principales de Jesús en el Templo de Jerusalén, y muestra su habilidad para responder a las preguntas difíciles y su compromiso con la ley y con Dios.

Profecías respecto al templo y a Jerusalén en el Sermón del Olivar

Ya hemos mencionado las profecías sobre la destrucción del templo en el Sermón del Olivar. En este sermón, Jesús habla de la destrucción de Jerusalén y del templo, y de la persecución de sus seguidores. Estas profecías se cumplieron en el año 70 d.C., cuando los romanos destruyeron el templo de Herodes y la ciudad de Jerusalén en respuesta a una rebelión judía.

La traición de Judas en el Templo

El pasaje de la traición de Judas relacionado con el templo de Herodes se encuentra en Mateo 26:14-16 y en Marcos 14:10-11:

  • Mateo 26:14-16:

Entonces uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.

  • Marcos 14:10-11:

Y Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregárselo. Ellos, al oírlo, se alegraron, y prometieron darle dinero. Y él buscaba cómo entregarle en secreto.

En estos pasajes, Judas se acerca a los principales sacerdotes y les ofrece entregar a Jesús a cambio de treinta piezas de plata. Este es el comienzo de la traición de Judas, que finalmente lleva a la captura, el juicio y la crucifixión de Jesús. El hecho de que la traición de Judas tenga lugar en el templo de Herodes es significativo porque el templo era un lugar sagrado y simbolizaba la presencia de Dios en medio del pueblo judío. La traición de Judas en el templo muestra cómo el lugar más sagrado fue así profanado por la traición y utilizado para fines malvados por quienes debieron potegerlo.

El juicio de Jesús en el Templo

El juicio de Jesús en el templo de Herodes es descrito en los cuatro evangelios. Los líderes religiosos judíos habían arrestado a Jesús en el huerto de Getsemaní y lo llevaron ante el sumo sacerdote, Caifás, para ser juzgado.

En el evangelio de Mateo, se describe cómo los líderes religiosos buscaban un falso testimonio contra Jesús para poder condenarlo. Mateo 26:59-60 dice:

Y los principales sacerdotes, y los ancianos, y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaron. Pero al fin vinieron dos testigos falsos.

En el evangelio de Marcos, se describe cómo los líderes religiosos buscaban un testimonio que pudiera condenar a Jesús ante el Sanedrín. Marcos 14:55-56 dice:

Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús para entregarle a la muerte, y no lo hallaban. Porque muchos decían falso testimonio contra él, pero sus testimonios no concordaban.

En el evangelio de Lucas, se describe cómo los líderes religiosos preguntan a Jesús si es el Mesías, el Hijo de Dios. Lucas 22:67-71 dice:

Si eres el Cristo, dínoslo. Pero él les dijo: Si os lo dijese, no lo creeríais; y también si os preguntase, no me responderíais, ni me soltaríais. Mas desde ahora, el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios. Dijeron todos: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? El les dijo: Vosotros decís que yo soy. Y ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? Porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.

En el evangelio de Juan, se describe cómo los líderes religiosos acusan a Jesús de blasfemia por decir que es el Hijo de Dios. Juan 19:7 dice:

Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.

Este juicio es considerado injusto por muchos, ya que los líderes religiosos buscaban condenarlo a toda costa, incluso si esto significaba ignorar la justicia y la verdad. El juicio de Jesús en el templo de Herodes es un ejemplo de cómo la injusticia y la corrupción pueden infiltrarse incluso en los lugares más sagrados y cómo la verdad y la justicia pueden ser sacrificadas por intereses personales y políticos.

La predicación en el pórtico de Salomón

El pórtico de Salomón era un lugar cubierto en el Templo de Jerusalén que se encontraba en el lado este del atrio exterior. Es mencionado en Juan 10:22-23, donde se describe cómo Jesús caminaba en este lugar durante la Fiesta de la Dedicación:

Y se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación, y era invierno. Y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.

El pórtico de Salomón se convirtió en un lugar de reunión habitual para los primeros cristianos después de la resurrección de Jesús. En Hechos 3:1-8, se describe cómo Pedro y Juan sanaron a un hombre cojo en la entrada del templo, en un lugar llamado la Puerta Hermosa, que se encontraba en el pórtico de Salomón:

Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando y saltando y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.

La sanación del hombre cojo en el pórtico de Salomón fue un evento importante para la Iglesia Primitiva, ya que fue uno de los primeros milagros realizados por los apóstoles después de la ascensión de Jesús. Este evento también muestra el poder de la fe en Jesucristo para transformar la vida de una persona y para llevar la sanación y la redención.

Además de la sanación del hombre cojo, el pórtico de Salomón también se menciona en Hechos 5:12-16, donde se describe cómo muchos milagros y sanaciones fueron realizados por los apóstoles en este lugar:

Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente. Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.

El pórtico de Salomón se convirtió en un lugar de reunión habitual para los primeros cristianos debido a su ubicación en el templo y su importancia histórica y religiosa. También fue un lugar donde los apóstoles realizaron muchos milagros y sanaciones, lo que atrajo a muchos nuevos creyentes a la fe en Jesucristo.

El arresto de Pablo de Tarso

El pasaje del arresto de Pablo de Tarso en relación al templo de Herodes se encuentra en Hechos 21:26-36. Pablo había llegado a Jerusalén para participar en las festividades del Pentecostés y estaba en el templo realizando un acto de purificación junto con otros judíos creyentes en Cristo. Algunos judíos de Asia lo vieron en el templo y comenzaron a acusarlo de enseñar contra la ley y el templo.

En el versículo 27, se describe cómo estos judíos comenzaron a agitar a la multitud y a acusar a Pablo de profanar el templo. En el versículo 28, se les oye gritar: «¡Hombres de Israel, ayudad! Este es el hombre que enseña a todos en todas partes contra el pueblo, y la ley, y este lugar; y más aún, ha traído a griegos al templo, y ha profanado este lugar santo».

Los judíos que acusaban a Pablo comenzaron a arrastrarlo fuera del templo, y en el versículo 30 se describe cómo se cerraron las puertas del templo para evitar que la multitud entrara. En el versículo 31, se describe cómo los soldados romanos llegaron para controlar la situación y sacar a Pablo de la multitud. En el versículo 33, se describe cómo los soldados tomaron a Pablo y lo llevaron al cuartel.

Este pasaje muestra cómo el templo de Herodes seguía siendo un lugar de conflictos y tensiones religiosas incluso después de la muerte y resurrección de Jesús. Las tensiones entre los judíos creyentes en Cristo y los judíos que no creían en él a menudo se centraban en las diferencias en la interpretación de la ley y del papel del templo en la vida religiosa. El arresto de Pablo en el templo de Herodes en Hechos 21 es un ejemplo de cómo estas tensiones a menudo se manifestaban en la violencia y la confrontación.

El Templo de Herodes: Su historia, magnificencia y destrucción - (Lugares): Este documento se enfoca en la historia del Templo de Herodes, una de las estructuras más magníficas e importantes de la antigüedad.

Conclusión

El templo de Herodes fue un lugar sagrado y esplendoroso que desempeñó un papel importante en la vida y el ministerio de Jesús y sus apóstoles. Era un lugar donde los judíos buscaban la presencia y la sanación de Dios, y donde Jesús enseñaba y realizaba milagros. Sin embargo, también fue un lugar de conflictos y tensiones religiosas, y fue profanado por la traición de Judas y el juicio injusto de Jesús. Finalmente, el templo fue destruido en el año 70 d.C. en respuesta a una rebelión judía. A pesar de su destrucción, el templo de Herodes sigue siendo un recordatorio del carácter sagrado y la importancia del culto en la vida religiosa, así como de la necesidad de respetar y proteger los lugares sagrados de la violencia y la corrupción.

Bibliografía

Al menos las siguientes fuentes han sido consultadas durante la elaboración de este libro.

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  • Ernesto Trenchard, Comentario Expositivo del Nuevo Testamento. (Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE; Centro Evangélico de Formación Bíblica, 2013).
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  • John D. Barry y Lazarus Wentz, Eds., Diccionario Bíblico Lexham, 2014.
  • Matthew Henry y Francisco Lacueva, Comentario Bı́blico de Matthew Henry. (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999).
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  • Alfred Edersheim, Usos y costumbres de los Judíos en los Tiempos de Cristo. (Viladecavalls, Barcelona: EDITORIAL CLIE, 1997).
  • Holman Illustrated Study Bible Maps. (B&H Publishing Group, 2006).
  • John Stott, Toda la Biblia en un año: Reflexiones diarias Desde Génesis hasta Apocalipsis, ed. Adriana Powell, 1° ed. (Buenos Aires: Certeza Argentina, 2013).

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